jueves, 15 de noviembre de 2012

De qué sirve ganar un Grammy Latino


De qué sirve ganar un Grammy Latino


Valeria Perasso
Enviada especial de BBC Mundo a Las Vegas
Es la cita de honor de la música de raíces latinoamericanas que busca colarse por los oídos y ganar mercados en Estados Unidos: los premios Grammy Latinos, que se entregan este jueves, dejan cada año una lista de ganadores para quienes, posiblemente, la carrera ya no sea la misma con la estatuilla en mano.
Los galardones, que otorga por votación la Academia Latina de Grabación, sirven en muchos casos para disparar la trayectoria de grupos recién salidos del sur del continente. En otros, premian la consistencia de artistas grandes o ya legitimados por las audiencias.
Hay de todo en las 47 categorías que reconocen material grabado tanto en español como en portugués y que, en 2012, tienen al dominicano Juan Luis Guerra como favorito, con seis opciones a premio, seguido del dúo mexicano Jesse & Joy, con cinco.
Los ganadores se darán a conocer el jueves, en una ceremonia en la ciudad de Las Vegas. Entre tanto, ¿cómo se sienten quienes pueden ser premiados?
BBC Mundo se lo preguntó a dos candidatos: el rockero español Enrique Bunbury, que nunca ha sido galardonado con un Grammy pese a su prolífica carrera, y los colombianos de ChocQuibTown, más nuevos en la escena internacional pero con un gramófono dorado en su haber.



  • Bunbury y un videoclip de película
Primero fue el disco: "Licenciado Cantinas", una selección de 15 temas homenaje al cancionero latinoamericano, personal y caprichosa, un paseo virtuoso y con escalas desde Agustín Lara hasta Willie Colón. El responsable: Enrique Bunbury, figura clave en la escena del rock español, exvocalista de los recordados Héroes del Silencio y solista de múltiples proyectos desde 1997.
Luego, el álbum se volvió videoclip, pero no uno cualquiera: un mediometraje de casi 26 minutos que teje canciones y narra sucesos por playas y desiertos, selvas y escenarios. "Licenciado Cantinas: The Movie" -dirigido por Alexis Morante y producido por Sergio Abuja y Tamara Arias- le ha valido a Bunbury una nominación al Grammy Latino.
Un premio que, pese a que lleva rodando desde los tempranos años 80, le ha sido hasta ahora esquivo.
"Me siento muy honrado de que se haya considerado una obra de estas características para el premio. Independientemente de que lo ganemos o no, hemos hecho un trabajo duro y me gustaría que ese Grammy se lo llevara el director del documental porque sé que le haría mucha ilusión y a mí, por lo tanto, me haría doble ilusión".

¿Se reciben distinto las nominaciones y los premios cuando uno tiene ya una trayectoria larga encima?
Sí, la verdad que cuando era más joven me importaban menos los premios. En realidad, tú sabes que no hay que hacer las obras pensando en la recompensa sino por el placer de hacerlas y así las hago yo, pero le doy el justo valor a un Latin Grammy. Es uno de los premios más importantes que puede tener un músico latinoamericano. Y como sé valorar las cosas, sería bueno ganarlo ahora.

¿Por qué eligió hacer un videoclip de formato largo, que es un desafío distinto al de simplemente hacer uno que acompañe a una canción?
De alguna forma lo que quise fue romper algunas barreras que nos autoimponemos a la hora de crear un acompañamiento visual a nuestra obra musical. Mi reflexión es que el público ha dejado de tener a la TV como medio de acceso a los videos. Ahora es internet, y eso significa que no hay un programador de un canal al que haya que convencer de que el formato funciona o encaja en el canon que ellos han establecido.
Eres totalmente libre de hacer lo que te dé la gana y ya sólo depende de que al 'televidente' le interese. No hay intermediarios entre mi público y yo.
Eso nos hace replantearnos el formato del videoclip. ¿Cómo podemos acompañar visualmente un álbum? Para empezar, no tiene que ser con una única canción. No tiene que ser con tomas de cámara estándar, podemos introducir tomas largas, diálogos, el género de documental… lo que uno quiera. Y eso es "Licenciado Cantinas: The Movie", un intento de buscar de buscar un lenguaje más abierto para el videoclip.

¿Y qué desafíos trajo esa decisión para la producción?
Aparte de los desafíos climatológicos de siempre, el principal fue el desafío narrativo. Queríamos contar una historia, y contarla a través de una serie de canciones que son de distintos países, de distintos géneros, de gente que nunca pretendió contar una historia con los demás ni nada. La principal dificultad fue lograr esa narración.

De algún modo tiene sentido para un disco que es un viaje por géneros y voces diversas…
Sí, yo siempre pensé en (el álbum) "Licenciado Cantinas" como un homenaje a todos esos autores y a esa música tradicional latinoamericana maravillosa. Canciones que me llegaron en algunos casos a través de mis padres y abuelos, otras que escuché en cantinas de toda Latinoamérica.
Es de alguna manera un agradecimiento y, a la vez, es mi visión como músico de rock que ha roto la frontera de los prejuicios, una declaración contra muchos "roquistas" fundamentalistas que consideran que hay lugares a los que se puede ir y lugares a los que no.
Yo soy de los que piensa que puedo visitar a todas las músicas cuando quiera, son todas mis parientes, más lejanos o más cercanos.

¿Cree que hay algo en la tradición autoral latinoamericana que la hace radicalmente distinta a la de países angloparlantes?
Para mí el folclore latinoamericano es igual de interesante que el norteamericano, con el góspel, el blues, el country. Me gusta escuchar a Atahualpa Yupanqui tanto como a Robert Johnson, veo similitudes armónicas entre la ranchera y el country, hallo temáticas similares en los textos… En suma, creo que el sentir de los pueblos es parecido y tenemos más cosas que nos unen que las que nos separan.

En su disco hay una recorrida por géneros musicales que tienen distinta proyección internacional: no es lo mismo la fama del tango que la más modesta carrera que ha tenido el vals peruano, por ejemplo. ¿Sintió la responsabilidad de darle voz a ciertos géneros menos conocidos?
Sí, siento una pasión sin límite hacia el vals peruano, de hecho, y considero que es una música armónicamente muy rica, con esa raíz negra y esa polirritmia, con una poética equiparable al tango. Y sí que creo que está menos considerada que el tango o el son. Aunque ahora se está haciendo en Perú una labor de rescate interesante, intentando grabar a los músicos ancianos que todavía están tocando, para que no se pierda. Es una de esas músicas que debería tener un boom internacional.



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