Hoy 17 de Mayo se conmemoran los 10 años del lanzamiento de
uno de los álbumes más emblemáticos de Enrique Bunbury, EL VIAJE A NINGUNA
PARTE, el único doble de estudio de su discografía en solitario, que
llegó a consolidar la ascendente carrera del artista zaragozano. En las próximas líneas haremos un recuento y
análisis de este trabajo que recordamos este día.
Triste, desolador, descarnado, así es "El viaje a
ninguna parte" de Fernando Fernán-Gómez. Esa historia que primero fue
novela y luego película dirigida por él mismo, donde trazaba las aventuras de
una compañía teatral itinerante, en el ocaso de un género asediado por el cine.
Es el fin inexorable de ese deambular por los caminos, en autocar o a pie, de
pueblo en pueblo. Pese a ello, los cómicos, con una dignidad encomiable, se
mantienen firmes, conscientes de que ese es, precisamente, su oficio. Su
responsabilidad, intentar hacer reír a esa España que a comienzos de la década
de los 50 era la del hambre y el miedo.
Aquel argumento del
gran Fernán-Gómez, despertó algo en Enrique Bunbury, quien en
medio del paisaje arrasado supo ver la pura belleza que motiva a los artistas
vocacionales. A los de verdad. A los que asumen la vida como una renuncia a
bienes mayores por ese palpitar de los caminos con la palabra, con la
comunicación, con el arte a cuestas. Como los artistas del circo, como los
lejanos trovadores que recorrían Europa con sus romances.
Ahora, Bunbury, el
artista internacional, rinde tributo a aquella obra desde el título de su nuevo
álbum -el cuarto en estudio de su firme carrera en solitario-; con el que
intenta recuperar el halo romántico de ese deambular por el mundo ofreciendo
arte sobre los escenarios. "El viaje a ninguna parte -explica Bunbury- es
la reivindicación del que elige una vocación artística como forma de vida.
Desde la bohemia, desde la elección vital de una profesión artística sin ninguna
ambición de éxito o de triunfo, simplemente por el hecho de estar y vivir esa
vida, aunque ello suponga perder."
Los dos viajes del viaje
Quien haya seguido su obra, sabrá que Enrique siente
verdadera devoción por el mundo del circo, por el cabaret, por una cierta
bohemia canalla... Sus discos y los consiguientes cambios de registro pueden
parecer obra de un funambulista ebrio dispuesto a alarmar a la concurrencia.
Pero detrás de la pirotecnia ineludible en todo buen espectáculo, queda la
investigación, el rehuir de lugares comunes, la búsqueda de la canción que
pueda robarle el corazón al oyente. Y si uno se fija (escucha) con atención,
verá que el artista se mantiene firme sobre la cuerda, que en ese constante ir
y venir se define un estilo, una marca, un sello propio y reconocible en las
canciones. Dicho de otro modo: los eslabones que unen "Pequeño",
"Flamingos" y "El viaje a ninguna parte" (mantengamos
"Radical sonora" aislado, como el disco de ruptura con el pasado
inmediato que tuvo que ser), son más fuertes de lo que a priori pudiera
parecer. Que el autor, cantante y productor se encontró consigo mismo mucho
antes de lo que creímos... y de lo que él mismo pudo imaginar. Que, en
definitiva, los saltos estilísticos no eran más que ejercicios de imaginería y
debajo de ellos permanecían las canciones, con su lenguaje propio e
identificable.
Hay que considerar
"El viaje a ninguna parte", precisamente, como un viaje. Viaje doble:
por un lado encontramos el emocional y, por el otro, el viaje físico, que se
corresponde con tres viajes reales, en los que Enrique, en solitario, se fue a
capturar canciones a Marruecos, Nicaragua y Perú. Finalmente, el viaje físico
es una ruta musical por diferentes ritmos del continente americano. De
Argentina a Estados Unidos, pasando por México, el Caribe o la música andina.
Ese viaje físico sirvió para, al tiempo, ir escribiendo el otro, el emocional.
Y en este segundo viaje, Bunbury se lanza de cabeza a la
tarea de hacer repaso a los daños sufridos, a las heridas, cicatrizadas o no
(poco importa: las primeras con frecuencia duelen mucho más que las segundas).
Ese balance del dolor en carne propia o colectiva (en algunos temas la
actualidad social se cuela con toda su miseria) se tiñe de tristeza o de
nostalgia, con frecuentes paradas en esa tierra de nadie (o de todos) en la que
ambas se difuminan y se confunden. Pero, tras la inmersión en el dolor, emerge
el ARTISTA capaz de sacarle partido al sentimiento a flor de piel; habilidoso
como los grandes para aprovechar las horas bajas y que de ellas se alcen
colosales canciones. Canciones, sí, de las que roban corazones. Canciones para
acompañar vidas ajenas. Canciones que hacer nuestras. Canciones amigas con las
que no sentirse tan solo.
El viaje sonoro
Por todo ello, vestir musicalmente "El viaje a ninguna
parte" requería de mimo, de cuidado. Así lo entendió Enrique y optó, en su
faceta de productor musical, por buscar
la inmediatez del sonido, intentando capturar la mejor toma de cada canción,
sin aditamentos. Pero esto sólo fue posible después de un concienzudo trabajo
de arreglos que le llevó tres meses de encierro junto a su banda, El Huracán
Ambulante, antes de afrontar la grabación. De este modo, se ha logrado un
trabajo que suena eminentemente natural, aun cuando el oyente avezado podrá
apreciar detalles y colores musicales de gran altura. En los que, en honor a la
verdad, hay que reconocer la pericia instrumental de una banda tan sólida como
versátil (obsérvese, por poner algunos ejemplos, esos violines de Ana Belén
Estaje; las trompetas de Javier Íñigo; el contrabajo de Del Morán; las
guitarras de Rafael Domínguez...), capaz de apuntalar temas de clara esencia
rockera, para, segundos después, deslumbrar con coqueteos jazzísticos o
arrimarse con respeto pero sin pudor a un tango tabernario.
En esencia, para comprender "El viaje a ninguna
parte", hay que olvidarse de aquella máxima que nos recuerda que la
distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. Que, ciertamente lo es,
pero no necesariamente resulta la más emocionante, la más rica en matices, la
más divertida... "El viaje a ninguna parte" opta por la ruta
alternativa, por la circunvolución, porque, a fin de cuentas, tampoco busca un
lugar de destino. Lo importante es el viaje en sí mismo; el destino es lo de
menos.
Este sinuoso viaje emprendido por Bunbury se ha tenido que
condensar en dos discos, que quizás pueda parecer excesivo en estos días de
inopia cultural y estrechez musical, en estas horas de vacas flacas
discográficas. Pero, las cosas son como son, como tienen que ser: los discos no
son largos o cortos. Los discos son buenos o malos, arriesgados o
acomodaticios, valientes o cobardes. De verdad o de mentira.
EL VIAJE, DESCRITO POR
ENRIQUE BUNBURY
Álbum doble
"Este es un disco de largo recorrido porque necesita de
muchas escuchas. No es para escucharlo entero, por eso lo he dividido en dos;
siendo 20 canciones, me parece que necesitaba tener sus paradas, tratar el
disco con más calma. El cambio de disco ejerce la función de pausa."
A la búsqueda de la imperfección
"Quería un disco que expresara un momento determinado y
que a nivel de producción y de lo que he querido hacer musicalmente, partiera
de la imperfección y del músico tocando y sintiendo, con una voz que fuera muy
cercana. La interpretación es lo más importante en este disco."
Los viajes
"En el viaje hay que intentar evitar cualquier tipo de
planificación, la planificación tiene que ser improvisada, y lo más importante
de todo es no tener billete de vuelta. Este tipo de viaje lo concibo únicamente
como un viaje en soledad, creo que de este modo se aprovecha más."
El método de escritura
"A Perú sólo me llevé un charango, en Marruecos y
Nicaragua iba con la guitarra. No grabé nada, iba escribiendo las canciones y
las guardaba en la memoria, apuntaba en las letras los acordes. No grababa nada
hasta que volvía aquí. Luego volqué cantidad de canciones... había alrededor de
noventa para este proyecto."
El oficio de escribir
"Para mí, normalmente, componer canciones no es fácil,
es una lucha contra mis propias incapacidades, me encantaría estar muchísimo
más capacitado musicalmente para poder escribir mucho mejor. Afrontar un disco
me resulta muy doloroso, por lo que me cuesta decir las cosas, encontrar las
palabras, encontrar la música, la melodía, los acordes que deseas para una
canción. Pero en esta ocasión, sin embargo, las canciones salían solas y en muy
poco tiempo; hay muchas canciones escritas en diez minutos, muchas. En la
mayoría, mientras escribía la letra iba escribiendo la canción. Surgió así.
Todas las canciones que no han entrado en 'El viaje a ninguna parte' se van
directas a la mierda; no me gusta utilizar canciones que no entraron en los
discos, en 'Flamingos' también quedaron muchas canciones fuera y no las he
utilizado para este. Son canciones que no llegaron a donde tenían que
llegar."
La voz (y la palabra)
"Con la voz lo que pasa es que más que romperla he
intentado interpretar más, no ser tan plano como lo había sido en los discos
anteriores y lograr una voz mucho más dinámica, interpretando cada frase,
porque hay mucho texto en este álbum Y para estar contando tantas cosas tienes
que estar interpretándolas y tienes que llevar al oyente, si no es mera
repetición de estrofas y termina resultando aburrido. Cantar este disco ha sido
un trabajo muy bonito, pero el más difícil de cantar de todos los discos que he
hecho."
El compromiso con la
realidad
"Actualmente no entiendo la música sin que haya
compromiso. Por su puesto creo que tiene que haber un compromiso emocional y
por supuesto que acepto que una canción puede hablar de lo que ocurre en el
momento. A todos nos gustan las canciones que son atemporales y que sirven para
cualquier momento de tu historia o de la historia, pero también entiendo la
música urgente, entiendo que los músicos tenemos que decir cosas sobre lo que
ocurre en el momento. Siempre que tengamos la necesidad, no es obligatorio que
todos lo hagan, pero sí me parece lícito, lógico y necesario y más en momentos
como los que estábamos viviendo hasta hace poco, y que, en cierto modo,
seguimos viviendo. Aunque, por lo menos, uno de los mayores problemas ya ha
terminado, ya ha pasado..."
El rock
"El viaje a ninguna parte' sí tiene un pulso rockero,
aunque lo cierto es que los pasos que está dando el rock no me interesan mucho.
Me interesan más las raíces en donde busca el rock más explorador y quedarme
directamente con la raíz en sí misma, no me interesa ni siquiera hacer rock
bastardo, rock latino... En cierto modo, hasta me gustaría eliminar la palabra
rock de lo que hago. Sí, porque yo soy un rockero, pero no lo es necesariamente
la música que hago. 'Canto' u otras canciones de este disco ni siquiera se
puede decir que tengan algún carácter rock, no tienen nada. He ido a pulirlas y
a eliminar todo signo de rock. Incluso he huido de la instrumentación rock,
muchas canciones del disco no tienen batería y están sustentadas por la
percusión."
La canción
"Mi sueño es conseguir hacer alguna canción que se
acerque a los estándares de la canción popular, me interesa lo conciso de la
canción popular, de las letras e incluso lo conciso de la instrumentación. La
sencillez que adquiere una grandeza impresionante, desde José Alfredo Jiménez
con rancheras de esas que piensas 'qué fácil es hacer una ranchera así porque,
bah, sólo son tres acordes y un tipo rimando más o menos sencillo'. Pero cuando
te metes a intentar hacer una ranchera, a darle la profundidad del estandar de
música popular... me parece tremendamente difícil. Es algo en lo que llevo
investigando desde hace un tiempo, desde 'Pequeño', pero todavía no he llegado
al grado que quiero adquirir. En todo caso, me parece que 'Canto' es una de
esas canciones que puede estar cerca de ese modelo."
LAS CANCIONES:
DISCO A
1- Que tengas suertecita (compuesta en Managua el 25.01.03),
2- Los restos del naufragio (compuesta en Zaragoza en enero
de 2003),
3- El rescate (compuesta en Cajamarca el 10.07.03).
4- Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha
(compuesta en León el 29.01.03).
5- Carmen Jones (Zaragoza en enero de 2003).
6- Lo que queda por vivir (Conil en abril de 2003).
7- La chica triste que te hacía reír (Cambrils el 04.01.03).
8- Anidando liendres (Chiclayo el 09.07.03).
9- No me llames cariño (Managua el 05.02.03).
10- Adiós, compañeros, adiós (Chiclayo el 08.07.03).
DISCO B
1- El anzuelo (compuesta en Chiclayo el 09.07.03).
2- Una canción triste (Managua el 05.02.03).
3- En la pulpería de Lucita (Masaya el 30.01.03).
4- Por un malnacido (San Juan del Sur el 02.02.03).
5- Voces de tango.
6- Palo de mayo (San Juan del Sur el 04.02.03).
7- Trinidad (Managua, 25.01.03).
8- La señorita hermafrodita (Cambrils, 23.01.03).
9- El aragonés errante (León, 28.01.03).
10- Canto (el mismo dolor), (Máncora 07.07.03)
LOS SINGLES:
De El viaje a ninguna parte se lanzó 4 singles promocionales
que contaron con sus vídeos:
QUE TENGAS SUERTECITA
LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO
EL RESCATE SUERTECITA
CANTO EL MISMO DOLOR)
CRÉDITOS DEL DISCO:
Equipo de producción.
Producido por Enrique Bunbury.
Asistentes de producción: Ramón Gacías, Javier Estrada.
Producción ejecutiva: Solo Music & Management.
Preproducción realizada en La Mansión de Maluenda, Cuarte de
Herva, durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2003.
Grabado en Musician, Avinyonet de Puigventós, durante los
meses de enero, febrero y marzo de 2004.
Ingenieros de grabación y mezclas: "Thee
Assistants" (Jordi Solé, Jordi Mora).
Asistentes en mezcla: Javier Estrada y Ramón Gacías.
Mantenimiento de backline: David García Pascual (Libi) y José
Ramón Yago.
Cocina: Ana y Manoli (Cuarte de Huerva), Rosa Galindo y Trini
(Avinyonet de Puigventós).
Masterizado
por George Marino en Sterling Sound, New York.
Diseño.
Dg: Zona de Obras.
Fotografías: Josegirl.
Las canciones.
Todas las canciones escritas por Enrique Bunbury, excepto
"Anidando liendres" por Enrique Bunbury y Copi, y "Voces de
tango" por Mauricio Aznar.
Todas las canciones editadas por Servidor de nadie ed.,
excepto "Voces de tango", editada por Warner Chappell.
Todas las canciones arregladas por el Huracán Ambulante.
El Huracán Ambulante.
Enrique Bunbury, Copi, Rafa Domínguez, Ramón Gacías, Del
Morán, Luis Miguel Romero, Javier García-Vega, Javier Íñigo y Ana Belén Estaje.
Invitados.
Nacho Mastretta (por cortesía de Subterfuge), Pedro Andreu,
Morti, Carlos Ann (por cortesía de Moviedisco Records), Adrià Punti, Mercedes
Ferrer, Marta Botía (por cortesía de EMI Music Spain, S.A.), Virginia Glück,
Santi del Campo, Dani Nel.lo, Jorge Rebenaque, Olvido Lanza cuarteto, Antonio
Estación, Ángel Pereira, Ernesto Cossío, Luzmila Mercerón, María Pérez, Adam Viusà,
Aimee Ruiz, Javier Cerdán, Rosa Galindo y los gatos: Bowie y Shakira.
ALGUNOS DATOS
ADICIONALES:
- El viaje a Ninguna Parte se editó en España el 17 de Mayo
del 2004, en México salió el 1ro de Junio y en Argentina el 8.
- Los discos 1 y 2 se llamaron CD BUSSINESS y CD TURISTA
respectivamente.
- La gira de este disco inició el 27 de Mayo del 2004 en
Oviedo - España, y brindó más de 80 conciertos en España, América, e inclusive
Japón.
- Enrique ha indicado que Nacho Vegas fue un referente
importante para este trabajo, incluso el álbum "Caja de música difíciles
de parar" (2003) estuvo entre los discos más escuchados en el proceso de
creación de su nuevo material.
- La canción Canto (el mismo dolor) fue escrita en Máncora,
cuando tuvo un problema al caminar por la playa, estuvo a punto de ser
asaltado y atacado con una navaja.
Para finalizar les tenemos el vídeo de uno de los conciertos de la gira del año 2004:
www.facebook.com/groups/ecuadordeluxe/
www.facebook.com/ecuadordeluxe
www.twitter.com/ecuadordeluxe